Claudia les presenta el libro Orgullosas y Asfixiadas, con una linda entrevista a la autora Anna Garcia.
Para las personas que se instalan a vivir en Jerusalén, o que quieren acercarse a la cultura judío ultra ortodoxa, el libro de la periodista Anna Garcia (Barcelona, 1965) es un gran alivio porque permite entrar en un mundo que suele percibirse de forma fugaz e impenetrable a pesar de que cada día se ven a los judíos ultraortodoxos en la calle de Jerusalén, generalmente agrupados en grandes familias.
Los viernes, cuando el Shabbat empieza, el núcleo familiar se intenta fortalecer todavía más. El día sagrado del descanso judío, que acaba un día después, la población ´haredi´ sale a la calle con sus mejores galas, cruza la que una vez fue la linea verde que separaba la Jerusalén israeliana de la parte jordana, y se dirige al Muro de las Lamentaciones, uno de sus lugares más sagrados. Ante los restos del Segundo Templo, ejecutan gestos y rituales que, vistos desde fuera, resultan incomprensibles, algunos dirían que hasta ‘raros’.
Cuando paseamos, con o sin guía turística, por Mea Shearim, el barrio ultraortodoxo por excelencia de Jerusalén, tenemos cuidado de ir bien cubiertas para no provocar reacciones de rechazo. Nos cruzamos con familias que parecen salidas del siglo dieciocho sin saber qué es lo que pasa realmente en el interior de esas casas impenetrabales a gente ajena a la comunidad. La vida de las mujeres observantes, vestidas siempre de forma modesta, es también otra incógnita para la mayoría de la población. Lo poco que sabemos es porque hemos hablado con otros expat y con gente local, que se queja más bien porque, asegura, tiene que pagar con sus impuestos la supervivencia de estas familias en las que el padre o/y marido suele pasar la mayor parte de su tiempo estudiando los textos sagrados, la Torá, mientras que suele ser la mujer, cargada de hijos, la que sale de casa a trabajar.
Otro asunto es la separación de género en algunas líneas de autobuses que pasan per Jerusalén. En estos casos, las mujeres tienen que sentarse en la parte trasera del vehículo, mientras que los hombres tienen reservada la parte delantera. Se mantiene, así, una clara separación entre hombres y mujeres que funciona desde que niños y niñas ´haredim´ son pequeños. Separación en la escuela, en la sinagoga, en las celebraciones.
Entrar en ese ´otro´ universo resulta muy difícil. La fractura entre ´ellos´ y el resto de mundos que conforman una de las ciudades más misteriosas y fascinantes del globo, es enorme. No hay prácticamente terreno común y por eso se conoce tan poco sobre sus costumbres y sentimientos.
Con su libro Orgullosas y asfixiadas, Anna nos abre una puerta a este universo tan desconocido. Después de haberse atrevido a entrar ella misma en la vida y los sentimientos de cuatro mujeres (dos que decidieron dejar su vida secular y formar parte de la ortodoxia más tradicional y dos que nacieron en la comunidad y que por diferentes motivos huyeron de su entorno), nos regala el retrato de cuatro historias femeninas.
El libro es un paseo por sus vidas cotidianas, sus tradiciones, sus relaciones, sus pensamientos, sus alegrías y sus penas. Una descripción que a las mujeres occidentales del siglo XXI nos puede parecer totalmente absurda. Pero el libro, ante todo, intenta humanizarlas y se aleja de los tópicos que suelen acompañar a esta comunidad compleja, heterodoxa, que siempre mira atrás y sigue la Biblia judía al pie de letra.
La voz de Anna casi no se escucha. Las que hablan, las verdaderas protagonistas de este libro, son cuatro mujeres ‘haredim’. Unas hablan, por ejemplo, de la importancia de tener hijos, de las relaciones con sus maridos, del papel del rabino, de las tradiciones, de la solidaridad, del rechazo al consumismo, de la necesidad de trabajar el espíritu… Otras, en cambio, de la rigidez de la comunidad que no deja espacio para la disidencia y del rechazo social, también familiar, por no seguir las reglas establecidas. Unas y otras, son mujeres fuertes, inteligentes, con carácter.
La autora nos permite compartir su trabajo de investigación durante dos años. Intenta humanizar a las mujeres ´haredim´ que el prisma occidental suele simplificar o mostrarlas como piezas autómatas de un universo cerrado al exterior.
Un libro cálido y fascinante, escrito con el respeto que solo una mujer que ha viajado y ha aprendido de otras culturas y formas de vida sabe mostrar con tanta claridad.
Anna ha respondido a un para de preguntas que le he hecho:
Porque has decidido escribir un libro sobre las mujeres judías?
Jerusalén es una ciudad única, y los periodistas valoramos muchísimo los matices que nos ofrece un sitio como este, por donde han pasado tantas civilizaciones. Hace años, en un viaje a Nueva York, estuve paseando por el barrio de los judíos más conservadores y, literalmente, me fascinó. Prácticamente no sabía nada de ellos pero sentí que estaba en otro mundo, en otra época. Por eso, cuando llegué a Jerusalén hace casi cuatro años, me dediqué a buscar información sobre el tema, simplemente quería saber, entender por qué visten como visten, por qué las mujeres se cubren el cabello una vez casadas, por qué siempre miran al pasado….Fue simple curiosidad.
Llegó un momento que pensé que tenía que escribir algo sobre un tema que todavía hoy me fascina. Mis amigos también parecían interesados cuando les explicaba detalles de esta comunidad, así que pensé que había un gran desconocimiento sobre este tema. Es un libro planteado como un largo reportaje periodístico, la visión femenina de una parte de la sociedad judía que tiene también un importante papel político en la sociedad israelí. Incluso algunos israelíes seculares que han leído el libro me han dicho que hasta ellos han aprendido cosas. Y eso es un elogio.
Como has encontrado los contactos para entrevistar a las mujeres?
Los contactos surgen como suelen surgir siempre, una chica conoce a otra chica y esta, a su vez…. Así de fácil y así de complicado. Pero tengo que decir que en el caso de Raquel y Jana, las dos mujeres que se convirtieron al judaísmo y pasaron del mundo secular al más ortodoxo, creo que sintieron que las escuchaba de verdad y que no iba con ideas preconcebidas a pesar de que mi mundo no tiene nada que ver con el suyo. Y es cierto, iba a las entrevistas con mucho respeto, con ganas de escuchar y, sobretodo, de entender.
Algunas personas me han preguntado por qué a Raquel le he dedicado tanto espacio. Raquel, desde mi punto de vista, ofrecía algo que no tenían las otras mujeres. A través de su vida, gracias a las muchas horas que pude compartir con ella, pude entender, creo, un mundo que era desconocido para mi. Ella me dió muchas claves que me fueron de gran ayuda durante todo el proceso de creación. Por mi cultura, me resulta fácil entender a Sarah y Judith, que un buen día, en épocas diferentes, decidieron dejar la comunidad. Pero era mucho más complicado entender a Raquel, también a Jana, dos mujeres inteligentes que tienen claro que están donde quieren estar. Raquel, además, ha escrito libros, no ha podido tener hijos, un drama dentro de la comunidad, trabaja en la universidad. Raquel es una mujer con muchísimos matices.
Como ha sido en general toda la experiencia de entrar en la vida de esas personas?
Siempre me fascina entrar en la vida de otras personas, sobretodo si sus vidas son muy diferentes a la mía, porque siempre aprendes algún detalle del ser humano. Con ellas entendí cómo funciona el tema de la solidaridad dentro de esta comunidad, cerrada pero compleja y heterododoxa, el fuerte valor espiritual que tienen, el rechazo al consumismo y que la mujer, en general, se siente fuerte, que es la columna de la familia. También es cierto que las dos mujeres del libro que decidieron dejar la comunidad, critican ciertos aspectos de vivir dentro de un mundo tan cerrado al exterior y con tantas reglas donde la mujer tiene un papel muy concreto. De hecho, mi objetivo es que el lector/a acabe el libro pensando que ha valido la pena perder unas horas leyendo “Orgullosas y asfixiadas”, que con su lectura ha aprendido algo nuevo.
Cual son las dificultades con las cuales te has topado al presentar el libro?
No hubo dificultades en la presentación del libro, simplemente quise hacer una presentación en Barcelona (hubo otra en Madrid) donde estuviera presente algún miembro de la comunidad que describo. Muy amablemente un rabino de Jerusalén, que suele viajar a Barcelona y con el que mantuve cierto contacto durante la creación del libro, acceptó la invitación. Había también un judío liberal y una historiadora. El rabino, durante la presentación, se cargó literalmente el libro, vino a decir algo así como que no tenía ningún valor. Es lógico, un rabino de esta comunidad, qué puede aprender con este libro? Pero es que este libro va dirigido a otro tipo de público, aquél que tiene un gran desconocimiento sobre este tema.
En este tipo de actos, la gente se espera grandes elogios del libro que se presenta y que, por cierto, también los hubo. Pero quise que alguien de la comunidad diera también su opinión o, al menos, tuviera la oportunidad de hablar, una voz autorizada. Y los asistentes a la presentación agradecieron que hubiera invitado al rabino. Algunos, todavía hoy, recuerdan aquella “atípica e insólita” presentación, por el tema que se presentaba y por la intervención del rabino.
Claudia Landini
Abril 2013
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